La evaluación 360

Era mi primer trabajo en el mundo de la informática. No sabía lo que era una autoevaluación y menos aún una evaluación 360.

Un día me llega un mail de la empresa que me dice que debo evaluar a mi responsable. En aquel entonces era un analista (algo así como dos categorías por encima de mí. El jefe era una figura lejana que ni me hablaba).

Se trataba de un cuestionario donde debía responder a una serie de preguntas puntuando del uno al cinco, siendo el uno digamos “no lo cumple” y el cinco “lo cumple sobradamente”. Y yo respondí con sinceridad. Mal hecho.

Mi responsable, el señor analista, era un futuro jefe tirano.

  • No dejaba que mis compañeros me ayudasen.
  • No me daba ningún tipo de explicación de lo que tenía que hacer.
  • Me reenviaba directamente los mails del cliente con la petición explicada en dos frases y me decía que me las apañase, porque “si te digo yo lo que hay que hacer, no aprendes Tania”.

Así que la puntuación resultante de mi evaluación 360 no fue muy buena. Supuestamente el cuestionario era anónimo, pero luego descubrí que había sido él mismo quien había seleccionado a las personas que iban a evaluarlo. Y teniendo en cuenta que solo nos la mandó a tres… era fácil saber quién había “hablado mal de él”.

Y cuando llegó mi propia evaluación, casi me despiden.

Consejo de Tania: antes de hablar mal de alguien, ponlo en la Balanza ⚖️

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