Aquella vez que fui humilde

Llevaría unos cuatro años trabajando. Era mi primera evaluación en una empresa nueva y yo había hecho un gran trabajo. En menos de un año me había ganado la confianza de mis compañeras más veteranas y del cliente. Era “la favorita”. 

Trabajábamos en las oficinas del cliente y a mis compañeras les encantaba meterse conmigo porque nuestro responsable me había enviado un mail que decía “buen trabajo Tania”, y al parecer era la primera vez que le hacía un cumplido a alguien. 

No te equivoques, no era algo bueno, ese hombre tenía un problema de adicción al trabajo y esperaba que nosotras también lo tuviésemos. Por las tardes al terminar la jornada dábamos un rodeo para salir del edificio, con tal de no pasar por su lado. Si te veía, te llamaba “un momentito” y quién sabe lo que podía pasar…

Volviendo a la evaluación, por aquella época yo no sabía autoevaluarme, y pensaba que ser humilde era algo bueno.

Cuando mi jefe me dijo que lo había hecho bien pero que no me subía el sueldo, yo contesté: «Claro, es normal, yo simplemente he hecho mi trabajo.»

Yo. La FAVORITA.

Pero qué pringada que era.

Luego descubrí, porque estas cosas al final se saben, que le habían subido el sueldo a bastante gente, que desde luego no lo había hecho tan bien como yo.

Consejo de Tania: la humildad está sobrevalorada

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Me llamo Tania. Soy manager humanista y me dedico a ayudar a las personas a conseguir el reconocimiento profesional que merecen.

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